En agosto he estado de aniversario. No de aniversario de boda ni del día en que nací, sino del día en que comencé un viaje hacia los tenebrosos mundos del dolor crónico. ¡Qué puedo decir! Todo sea por celebrar…
Una competición de crossfit daba el pistoletazo de salida al dolor más intenso y duradero que he tenido en mi vida. Tanto que todavía lo tengo a día de hoy, cuatro años más tarde.
Estamos tan acostumbrados a tratar de encontrar el problema cuando nos duele algo, a sentirnos responsables del dolor pensando que debemos de haber hecho algo mal para que nos duela y, para más inri, pocos profesionales saben del tema, al menos aquí en España, que convierten al dolor crónico en una especie de fantasma que parece pegarse a ti como alma en pena, infectándote con culpabilidad, frustración y desconcierto.
Cuando eres una persona como yo, dinámica, deportista, amante del movimiento y del entrenamiento como nada en el mundo, un dolor de espalda lumbar es capaz de frenarte en seco. Pero como también soy cabezona, disciplinada y concienzuda, me dije a mí misma que iba a recuperarme costase lo que costase. Como resultado, en todos estos años he visto (más bien, me han visto) traumatólogos, entrenadores, fisioterapeutas, osteópatas, quiroprácticos, acupuntores, neuromecánicos, psicólogos, nutricionistas, curanderos, magos y hasta tuve una consulta online con una mujer que aseguraba que me podía sacar el dolor digitalmente si le mandaba una foto mía con un fondo blanco. Una, que cuando está desesperada es capaz de creerse cualquier cosa… He viajado de recomendación en recomendación por muchas ciudades españolas y me he gastado 3 o 4 jubilaciones de director de banco tratando de encontrar a la persona que obrase el milagro. He entrenado duro, he dejado de entrenar 2 meses con la intención de dar descanso a mi cuerpo (cuando luego aprendí que la evitación prolonga el estado de dolor y es peor…), he hecho curas de sueño, me he quitado la lactosa y el gluten, he hecho trabajos antigravitatorios en piscina, he llorado como una magdalena cientos de veces y me he dicho ¡¡¡VAMOS ARRIBA, CARAJO!!! ciento una. Y es que es francamente desesperante cuando no entiendes qué te pasa y te encuentras sola ante el peligro.
Y es cuando, después de mucho buscar, aparecen un par de profesionales que te ayudan a entender qué te pasa. Cambian el paradigma del dolor y de repente no es que el dolor signifique que algo está roto, lesionado o dañado, sino que es una señal de alarma que, lamentablemente en tu caso, está alterada. Tu cerebro manda la señal de dolor con el objetivo de protegerte, evitando que hagas ciertas cosas que él cree que podrían dañarte. Tiene tanto miedo de que vuelvas a hacerte daño que limita hasta límites insospechados tu movimiento y, con él, la calidad de tu vida. No lo hace a propósito, no lo hace por joder (aunque lo consiga), sino que lo hace con el único fin de que sobrevivas que, al fin y al cabo, para eso lo tienes.
Una señal de alarma alterada, descodificada, como si le hubiese entrado un virus y se hubiera vuelto loca mandando señales de dolor por todas partes. Con razón ahora entiendo por qué no solo me duele la espalda, sino que me duele casi todo el cuerpo. Me duelen las articulaciones como si estuvieran rotas, me duele el cuello, un hombro, la cadera, la rodilla, la espalda… Es tal el dolor con el que tengo que convivir que estoy segura de que, si no fuera como soy, estaría encerrada en un psiquiátrico. Es un camino extraordinariamente duro, solitario y apabullante.
La parte positiva de todo esto es que yo no pierdo la esperanza de recuperarme del todo. De quitarme todos estos dolores aunque tenga que tener paciencia. Hay recidivas, hay días mejores que otros, el estado de ánimo con el que enfrentarse a la situación es clave y no siempre es el más apropiado… El dolor es multifactorial y son tantos que a veces puede parecer más fácil que se alineen los planetas a que se te quite el dolor de rodilla que tienes desde hace 20 años.
Y tal vez por eso he escrito este artículo, como testimonio de mi promesa. Por eso y para que sepas, si tienes algún dolor que no eres capaz de quitarte después de 6 meses, que tú también sufres de dolor crónico. Que tu cerebro es plástico y puede aprender a cambiar y puedes recuperarte. Que hay lesiones sin dolor y dolor sin lesiones. Que no siempre que duele es porque hayas hecho algo mal y que pensar eso te perjudica. Que no estás sola en esto si también te ocurre a ti, porque hay tanta desinformación que puede que hasta tengas dolor crónico y asumas que es artrosis, la edad, que te has pasado entrenando o que no has entrenado lo suficiente.
Quiero terminar este escrito recomendándote un libro que se llama Explicando el dolor, de David S. Butler y G. Lorimer Moseley. Nadie mejor que ellos para entender qué es lo que te pasa y que pocas personas saben determinar. Y si buscas ayuda profesional, contacta conmigo y déjame recomendarte los dos profesionales que más me están ayudando en el camino del dolor, Anna Ollé y Alfonso Cánovas, dos profesionales como la copa de un pino.
¡Hasta la próxima! :))
Mi gran luchadora!! Cuánto siento que estés pasando por esto, no te lo mereces pero tengo claro que no va a poder contigo y vas a salir más fortalecida.
Y todo lo que estás aprendiendo? Tú y yo sabemos que esta perra vida como mejor te enseña es con dolor y lágrimas. Conocimiento que servirá para ayudar a otros empezando por ti misma.
Muchas gracias, Marta!! Lo cierto es que eso es lo que me digo constantemente para darle sentido a esto… pero llega un momento que me dan ganas de decir: oye, ya está bien de aprendizaje, jodío!!!😂 Pero de momento, si sirve para ayudar a alguien que esté pasando por algo similar, Bienvenido sea. 😉 un besito fuerte!!
Ánimo
Muchas gracias, Bella!!💓
Primero de todo, gracias por ser valiente y compartir. La cabeza tiene vida propia y te empuja hacia lugares maravillosos y/o dantescos…pero siempre tenemos alguna manopla para no quemarnos, coger la sartén por el mango y retomar el mando. Ánimo, lo conseguirás
Manopla al canto!!! Me ha encantado la metáfora. Ojalá fuera más sencillo… pero seguimos dándole duro! Con mirada alta y firme en el objetivo. MuchAS gracias, súper Sandra!!!😘
Woww ! 😍😍
Si es que tú sabes bien de qué hablo… 😅
Estupendo artículo , a mi humilde parecer , sobre todo sincero … Como te veo yo , sincera , fuerte y directa …. Ánimo con lo del dolor … Yo siempre he pensado que el dolor es solo un síntoma de que algo pasa , pero no sabemos bien el que …. Solo puedo darte ánimos besos y abrazos en la distancia , sabiendo que estás rodeada de personas que te quieren y sabiendo que saldrás adelante !!! Bicossss
Muchas gracias. Siempre con palabras de cariño 😍 Recibo los ánimos con alegría y esperanza!! 😘