Después de haber leído cientos de quotes en todos los medios digitales habidos y por haber, decenas de libros de personajes de una influencia abismal en el mundo del liderazgo, escuchar miles de millones de frases resonantes en boca de todos ellos, me he dado cuenta de una cosa: si tienes la mente igual de abierta que los oídos, te darás cuenta de que prácticamente todo el mundo tiene algo importante que decir. Algo valioso que ofrecerte que puedas aprender. No sólo aquellos que han ganado un Nobel, campeones olímpicos o filósofos. Esa persona callada que te cruzas todos los días en el ascensor, el chico que arregla la fotocopiadora de tu trabajo o la peluquera que te deja divina de la muerte y te quita 20 años de encima cada vez que vas. TODOS.
Por eso me he propuesto crear esta sección que llamaré «El rincón del sabio». Para acercaros las historias de personas que yo he tenido el placer de conocer con mensajes que merece la pena haceros llegar.
Y para iniciar este viaje a lo grande, quiero comenzar con una persona GIGANTE. No porque sea un tiparraco de 2 metros lleno de músculos por todas partes, sino porque además de ser un tío genial, es un atleta como la copa de un pino.
Ponéos cómodos, que aquí va. Os presento a IVÁN.
Que no os engañe su apariencia de inocente que no ha roto un plato. Este hombre es una máquina de matar…te si decides salir a correr con él algún día (no lo recomiendo. Yo casi pido trasplante de pulmón 2 o 3 veces en una «carrerita de colegas»).
Papá de dos canijos, informático y un enamorado total de la montaña. Desde que la conoció, no ha pasado un día sin verla. Tal fue su flechazo que hasta dejó la ciudad y se fue a vivir al medio del monte (en una casa, no en una cueva. No está tan loco… xD).
Es una de las personas más competitivas y competentes que conozco y, como los buenos atletas, lo es en todo lo que hace. Cabeza fría, corazón caliente. Un pura sangre. De esos que piensan que siempre se puede ir un poquito más lejos y algo más fuerte. Adicto al reto y a la adrenalina de medirse cada día contra sí mismo. Corredor de trails, ultramaratones y de sus «propias aventuritas» como las llama él, entre las que se encuentra su propio Camino de Santiago, 120 kilómetros corriendo en 1 sólo día (habitualmente esa distancia se hace caminando en una media de 6).
Una besssssstia, vamos!!!
Y sin más dilación, os paso la entrevista que le hice que, como podréis comprobar más tarde, no tiene desperdicio. 🙂
A. ¿Qué es lo que te lleva a empezar a correr por la montaña?
I. Solía correr por ciudad unos 6 o 7 kilómetros. Pero los hacía bastante desganado, la verdad. Un día probé la escalada y me encantó. Estar en la montaña, al aire libre me pareció una sensación increíble. Cuando nacieron mis hijos el tema del tiempo se complicó bastante, así que me decanté por correr por la montaña en cualquier momento que tuviera libre. Lo probé y tuve un auténtico flechazo. Eso fue hace 5 años.
A. ¿Cuáles son tus primeros pasos?
I. El primer año me lo pasé prácticamente en el gimnasio, haciendo mucha técnica, ganando fuerza y oliendo muy poco monte. Salir sin preparación a este tipo de carreras es lesión segura, así que cuidé todos los aspectos que estaban en mi mano antes de hacerlo: la nutrición, el trabajo físico y la adaptación.
A. ¿Qué es lo mejor de este deporte para ti?
I. El entorno, la libertad que sientes cuando estás ahí arriba. Volver a sentirte como un niño. Saber que podrías ir en coche si quisieras y ahorrarte todo ese esfuerzo para llegar a la cima y disfrutar de las vistas, pero descubrir con el tiempo que hay sitios a los que sólo puedes acceder si te lo curras. Y una vez allí, escuchar los pajaritos y sentir: «buaaaah….»
A. ¿ Y lo peor?
I. Lo peor… No se me ocurre nada ahora mismo la verdad. Si tuviera que decir algo, te diría la dificultad de adaptarse al terreno, tal vez.
A. Venga hombre, Iván, ¿me estás diciendo que nunca has odiado ni un sólo momento? ¿Es que no sufres nunca?
I. (ríe) A ver, hay cuestas interminables que hacen que los gemelos se te suban hasta las orejas. Y duele, claro que duele! Pero te confieso que a mí las cuestas me encantan. No suelo tener sensaciones negativas. Sé que puedo parar cuando quiera, que soy yo quien elige cuánto quiero sufrir y hasta cuándo. Pero eso mismo es lo que me permite también sufrir mucho más. Una cosa es ser exigente y aguantar un poco de sufrimiento voluntariamente y otra cosa convertir una experiencia dura en una tortura. Esa decisión la tomas tú.
A. Las veces que has competido, ¿qué te dice tu cabeza justo antes de empezar una carrera?
I. «Estoy justo donde quiero estar. Esto empieza ya… De p*** madre!!!!!»
A. Lo tuyo es de locos, en serio… ¿Nunca te pones nervioso? ¿No te estalla el pulso el minuto antes?
I. Siento nervios hasta que me coloco en la línea de salida. De repente, el estrés y la ansiedad desaparecen de golpe y empieza lo fácil .»Un pie y después otro, Iván. Nada más».
A. ¿Has tenido ganas de abandonar alguna vez durante la carrera?
I. No, la verdad es que no. De todos modos, cuando llevas muchas horas corriendo, la cabeza empieza a inventarse miles de excusas que se disfrazan de lógica pura para que pares. De hecho, cuando hice los 120 km en un día a Santiago, cuando llevaba 117 y estaba entrando en la ciudad, escuché una vocecilla que me decía: «Venga, hombre, si ya estás en Santiago! Esto ya cuenta. No hace falta que llegues hasta la Catedral…». Casi la mato… xD
A. ¿Qué consejos le darías a alguien que quiera iniciarse en el Trail o carreras de montaña?
I. Lo primero y principal, que se ponga en manos de un buen profesional (entrenador, nutricionista, preparador físico, etc). Correr en la montaña es muy complicado y es fácil hacerse daño si no estás bien preparado. Que no se obsesione con los resultados, que sea paciente y, sobretodo, que DISFRUTE. Que disfrute de la experiencia y que no se centren sólo en colgarlo en rrss. Los que lo hacen, desaparecen de la montaña en menos de un año.
«No te hagas una idea preconcebida de lo que tiene que pasar. Elimina barreras, deja a un lado tus miedos y verás tus límites desaparecer delante de tus ojos. Un pie y después otro. Así de simple».
Iván Franco
Que conste que si que es cueva… pero con wifi!! 😉
Ivan.
Me ha encantado. Lo mejor las pruebas que nos ponemos a nosotros mismos. Más que pruebas son frenos…somos nuestros mayores enemigos que nos decimos ‘déjalo si ya estás cansado..» .y lo que hace Iván es dejar de escucharle y hacer lo que le apetece y le hace feliz. Eso es lo que diferencia a las grandes personas, vencer ese propio-freno y seguir…un buen consejo Iván gracias…a dejar mudo al cerebro……
Realmente si que es una cueva, pero con wifi!! 😉
Hola , me ha encantado la entrevista. Yo también soy un corredor de trail pero no a esa medida y me he sentido muy identificado el campo te da algo que no se puede explicar y que no todo el mundo el mundo entiende. Gracias por hacernos tan cercanos esos grandes objetivos.
Super Pedrooo!!! Te diría de ir a correr algún día pero yo soy más de quedarme a luchar. Más que nada porque tengo carencia de pulmones después del segundo km. jejeje